miércoles, 26 de marzo de 2008

La Cinta Americana de Dennis Noyes (MOTOCICLISMO)



Rivalidad sin odio en MotoGP


La Cinta Americana de Dennis Noyes sobre MotoGP

Estamos a pocos días del primer enfrentamiento en Jerez entre los cuatro hombres que, después del duelo de medianoche en Losail, se perfilan como los principales protagonistas de la primavera de MotoGP. Tres de ellos, Casey Stoner, Valentino Rossi y Dani Pedrosa, figuraban desde el cierre de la temporada pasada como claros favoritos.

Por Dennis Noyes

Con la llegada de Jorge Lorenzo a MotoGP vuelven a estar juntos en una misma parrilla dos españoles que arrastran desde 2005 una rivalidad fuerte, que despierta pasiones entre los seguidores de uno y otro. Y, como siempre, habrá entre los aficionados algunos que se llenarán la boca con gritos contra uno o el otro, como si fuera un partido de fútbol.
Creo que nos toca a nosotros, que entendemos el peligro de invocar el odio en un deporte donde los pilotos llevan motos de más de 200 CV a más de 300 km/h, acordarnos de que ésto no es fútbol. Me preocupa este ambiente de odio que algunos empiezan a fomentar en los foros y hasta en la prensa. Cuando un deporte alcanza el nivel de popularidad de MotoGP es inevitable que haya «hooligans» entre los miles que llenan las tribunas… incluso el año pasado hubo personas tirando naranjas a la pista durante la última vuelta de la carrera de MotoGP desde la ladera de la colina de la horquilla de Dry Sack y vi una naranja pasar justo delante de la rueda delantera de Toni Elias en la frenada, cuando llevaba a Casey a rueda. Increíble.
Así que, vamos a reflexionar un poco.

¿Chocarán?
Emilio Pérez de Rozas, subdirector de deportes de El Periódico de Catalunya, tiene un don innato para saber qué preguntar y a quién. En su entrevista en el Periodico.com del 15 de marzo con Javier Ullate, un joven veterano con muchos años en el Mundial, ex mecánico de Álex Crivillé y actual técnico en la cuadrilla de Jorge Lorenzo. Emilio realizó la pregunta clave sobre la rivalidad entre Jorge y Dani Pedrosa… ¿Crees o no que chocarán? La respuesta de Javi es una advertencia que todos los periodistas debemos tomar en serio. Dijo: «Yo, lo único que creo es que no es bueno alimentar el pique Lorenzo-Pedrosa, nada bueno. Sé que hay gente que piensa que eso anima las carreras y les da más morbo. Pero no, se equivocan. Esto no es un Barça-Madrid. Estos jóvenes se juegan la vida a más 300 km/h y no tiene sentido que contribuyamos a calentar el ambiente».
Sabe de lo que habla porque vivió de cerca la rivalidad peligrosa que existió entre Álex Crivillé y Mick Doohan… una rivalidad que realmente daba miedo y que, afortunadamente, no produjo ningún choque más violento que aquella última vuelta del Gran Premio de Australia.
Pero, por otro lado, ¿de qué vamos a hablar si «algo pasa» y este Mundial que perecía predestinado como duelo Stoner-Rossi se convierte en una lucha entre dos pilotos españoles que se quieren muy poco? La cuestión no es de qué escribamos, sino cómo lo hagamos, y lo importante es tener claro que esto no es fútbol, sino un deporte «de verdad»… y lo digo no por menospreciar al fútbol, sino acordándome de aquella famosa frase de Hemingway que reza: «Sólo hay tres verdaderos deportes: los toros, el alpinismo y el deporte del motor».

Hace 20 años en 250 cc
Muchos hablan de la rivalidad entre Sito Pons y Juan Garriga como si fuera como la de Pedrosa y Lorenzo… y, como dice Javier Ullate, intentan desde la prensa «dar más morbo» al tema. Pero el ambiente que se respira entre los dos jóvenes españoles y sus entornos es cada vez más preocupante y negativo. Quiero contaros, si puedo, cómo era aquella legendaria rivalidad entre Sito Pons y Juan Garriga y dejar claro que era, a pesar de su gran intensidad, más sana… y menos envenenada.
Hace 20 años, en 1988, dos pilotos españoles dividieron a la afición española en dos bandas, mientras ellos, Sito Pons y Juan Garriga, luchaban contra los entonces consagrados ases de la categoría 250…Toni Mang, Jacques Cornu, Dominique Sarron, Reinhold Roth, Luca Cadalora… por la conquista del título que el malogrado Santi Herrero acarició y perdió en 1969.
Había una gran deuda histórica con el título de 250 y, de golpe, en 1988, la afición española disfrutaba de una lucha entre dos pilotos españoles por el título que hasta entonces parecía inalcanzable. El «cuarto de litro», con la excepción de las temporadas 1969 y 1970… hasta la muerte de Santi Herrero en la Isla de Man, era un coto privado compartido a través de los primeros 39 años del Mundial por ingleses, italianos, alemanes, además de los anglosajones de las antiguas colonias británicas. Hubo excepciones, como Jarno Saarinen de Finlandia, Carlos Lavado de Venezuela y los dos títulos de los franceses, Jean-Louis Tournadre y del gran Christian Sarron; pero entre la última victoria de Santiago Herrero en Opatija, Yugoslavia, el 24 de mayo de 1970, hasta la primera de Sito Pons el 6 de mayo de 1984 en el Jarama habían pasado casi 14 años.
La afición española ya no se contentaba con títulos de 50, 80 y 125 cc, aunque en realidad la gran hazaña de 1988 fue el doblete de Jorge Martínez «Aspar» en 80 y 125 cc con Derbi. Mientras Sito y Juan luchaban por la corona de 250, Jorge, entre las dos categorías, tomó la salida en 18 Grandes Premios, ganando en 15 de ellos con dos segundos puestos y un solo «cero» bajo un diluvio en el Nürburgring. Desde aquel doblete de Jorge en 1988 nadie ha conseguido ganar títulos en dos categorías y, de hecho, el único piloto en competir asiduamente en dos categorías en un mismo año fue el mismo «Aspar» con JJ-Cobas en 125 y 250 cc a lo largo de la temporada 1990.

¿Os suena a batallas perdidas en la historia antigua?
A mí el duelo Pons-Garriga y el gran doblete de Jorge me parecen acontecimientos «recientes». Para mí un recuerdo antiguo es el de estar bajo los árboles del Nobles Hospital de Douglas mientras agonizaba Santi Herrero. Así, basta decir que he sido testigo de casi todos los grandes acontecimientos de la historia de España en los Mundiales durante los últimos 40 años, buenos y malos, y veo grandes diferencias entre la legendaria rivalidad de Sito y Juan y esta rivalidad emergente entre Dani y Jorge. Pero también hay circunstancias semejantes:
En primer lugar los dos abren la temporada 2008 luchando por un título que ningún piloto español ha conseguido. Álex Crivillé es y siempre será el único piloto español en ganar el Mundial de 500. Pero, con el cambio de 500 a MotoGP, tres pilotos españoles ya han ganado carreras de la nueva «categoría reina»: Sete Gibernau (9 victorias, 20 podios y dos subtítulos), Dani Pedrosa (4 victorias, 17 podios y un subtítulo) y Toni Elías (una victoria y 3 podios). La diferencia es que Pedrosa, con 22 años, está ya al comienzo de su tercer año en MotoGP con 36 salidas, mientras Lorenzo, con 20 años, es un «rookie» que tomó su primera salida en Qatar.
Lo que los dos tienen en común que han llegado a MotoGP con dos títulos de 250 cc y, en el caso de Dani, con un título de 125 cc. Si comparamos sus resultados en 125 cc, veremos que los dos tomaron la salida en 46 ocasiones. Dani ganó ocho carreras de 125 cc con 15 podios y se proclamó campeón en 2003, mientras Jorge ganó cuatro carreras con 7 podios y subió a 250 cc después de haber quedado cuarto en el Mundial de 125 cc en 2004.
En 250 Dani tomó la salida en 32 ocasiones con 15 victorias, 24 podios y dos títulos en sus dos años en la categoría; mientras que Jorge acabó sus tres años y 48 salidas en 250 con un balance de 17 victorias, 29 podios y dos títulos. Dani quedó segundo en su primera carrera de MotoGP, detrás de Loris Capirossi y la Ducati 990cc en el GP de España de 2006 en Jerez. Jorge ha igualado a Dani en su debut, quedando segundo en Losail detrás de la Ducati 800 cc de Casey Stoner, y, de propina, delante de Dani.
En comparación, el duelo entre Pons y Garriga fue algo casi inesperado. Sito arrancó la temporada 1988 con 28 años y 4 victorias y 18 podios después de cinco años completos y 59 salidas en 250 cc, más otros tres años parciales en el Mundial. Garriga tenía 25 años con dos podios después de dos años y 24 salidas en 250 cc. Ambos pilotos tenían un año de carreras en 500 sin podios, Sito en 1985 con Suzuki y Juan en 1986 con Cagiva.
Eran tiempos muy diferentes, cuando las marcas japonesas buscaban talento principalmente en EE.UU y Australia. A Sito le tocó un año muy difícil con una Suzuki RG500 ya obsoleta en 1985, el año del doblete de Freddie Spencer en 250 y 500 con Honda y Garriga fue escogido por Claudio Castglioni para llevar una Cagiva nada competitiva en 1986.
Pero no quiero marearos con cifras… basta decir que al comienzo de la temporada 1988 el gran favorito para renovar el título, al menos es lo que pensaba la prensa europea, era Toni Mang. Sito, subcampeón en 1986 detrás de Lavado, y tercero en 1987 detrás de Mang y Roth, figuraba entre los aspirantes; pero Garriga arrancó la temporada con una Yamaha considerada poco competitiva y a la sombra de otros pilotos Yamaha con más apoyo oficial… Cadalora, Ruggia y Lavado.
Así, lo de Pons y Garriga era totalmente inesperado, y de hecho no nos dimos cuenta de las verdaderas posibilidades de Juan y la Yamaha hasta su victoria en Jerez (Gran Premio de Portugal, y la cuarta prueba del año).
Lo que pasó a partir de las victorias de Pons en el Jarama (GP de España) y Garriga en Jerez la semana siguiente ya es historia. Valentín Requena lo contaba en TVE y las revistas españolas aumentaban páginas y medios para seguirlo todo hasta el final. Hubo el choque entre los dos al final de la penúltima vuelta del GP de Suecia en Andersporp, con victoria de Sito, la victoria de Juan sobre Sito en Brno y después la anulación del GP de Argentina y la salida de pista de Juan, provocada por Martin Wimmer (cuya misión en Yamaha era ayudar a Juan) y, al final, el tercer puesto de Sito y quinto de Juan en Goinia, Brazil.
Ahora, 20 años después, la situación es muy diferente y la categoría es MotoGP. En vez de las ligeras 250 «dos tiempos» de Honda y Yamaha, ya se trata de las sofisticadas MotoGP 800, la Honda RC212V de Dani y la Yamaha M1 de Jorge… y esta vez ninguno de los dos realmente ha llegado a la primera carrera del año como favorito para el título.
La lesión de Dani en Sepang y los problemas y deficiencias de la nueva Honda, más la condición de Jorge como «rookie» han apartado a los dos de los pronósticos. Los grandes favoritos a priori para el título son Casey Stoner y Valentino Rossi, pero los excelentes tiempos y simulacros de carrera realizados por Jorge con la Yamaha y los Michelin levantaron grandes expectativas antes de la carrera nocturna de Losail.
Pero hasta que Dani hizo aquella salida milagrosa, saltando desde la tercera fila para liderar las primeras cuatro vueltas, las posibilidades de un podio del subcampeón del mundo parecían terriblemente remotas.
Ahora, a pocos días del Gran Premio de España en Jerez, los pronósticos de pretemporada de un duelo Stoner-Rossi parecen menos seguros, y la rivalidad entre los dos pilotos españoles con motos oficiales en MotoGP está alcanzando una intensidad semejante a la de Pons y Garriga, pero ya con motos gordas y audiencias televisivas tres o cuatro veces más grandes que las de 1988. Tal vez la diferencia más grande entre el duelo Pons-Garriga de 1988 y el de Pedrosa-Lorenzo de 2008 es que en 1988 los que seguíamos el Mundial éramos cuatro gatos y, aunque Pons era piloto Campsa y Garriga de Ducados, no existían tantos intermediarios, ni tanta estructura publicitaria.

El arquitecto y el arcángel
Era todo mucho más directo… y sin conferencias de prensa salvo a final de carrera… y éstas eran más bien caóticas, sin apenas traductores, excepto los mismos periodistas. Y, pensándolo bien, casi no hablábamos de neumáticos… los dos corrían con Michelin y, en teoría al menos, con la misma opción a las gomas «pata negra».
La rivalidad entre ellos, cada uno con una pequeña estructura (Manolo Burillo era el timonel del equipo de Sito y Juan García Llach era el mánager de Juan), captó al final la imaginación de los periodistas internacionales y en un año en el que Eddie Lawson, hombre de pocas palabras huía de la fama y dominaba en 500 y «Aspar» aplastaba a todos en 80 y 125 cc, los contrastes en estilo y personalidad entre Pons y Garriga daban chispa a una temporada relativamente predecible.
Michael Scott en su libro «Cincuenta años de Moto Grand Prix» resumía la lucha entre los dos españoles de la siguiente manera: «La lucha en 250 fomentó el entusiasmo por las carreras en España, hasta que alcanzó un nivel futbolero de pasiones. Los contrastes entre los pilotos eran más fuertes que los contrastes entre sus motos: Sito Pons, un ex estudiante de arquitectura culto y calculador contra Juan Garriga, de clase obrera, llamado el arcángel en la prensa italiana por sus ojos chispeantes y su pilotaje inspirado sobre la más lenta, pero más ágil Yamaha». Yo creo que el 80 por cien de la sala de prensa estaba con Garriga en 1988 porque, mientras Sito decía muy poco o nada y casi nunca exteriorizaba sus triunfos, Juan era la alegría andante y fuente de declaraciones sabrosas para llenar titulares y enriquecer textos.
Y una vez más, el contraste entre las personalidades de los dos protagonistas españoles está ahora captando la imaginación de la afición.
Pero hay algo que no me gusta en esta rivalidad, algo oscuro y hasta siniestro. Lo que en Pons y Garriga era odio sano… aunque profundo… los dos hablaban en los podios y hasta se saludaban en la pista… y aquel día cuando Sito le cerró la puerta en los narices de Juan en la salida de la penúltima curva de Anderstorp durante la última vuelta, los dos hicieron la vuelta de honor subidos en la plataforma plana de un camión sentados lado a lado junto con Dominique Sarron en un banco blanco de madera… discutiendo la jugada, Juan con grandes gestos, Sito con las manos en las rodillas y los pies juntitos. Y hablé con los dos en privado aquel día… eran duros adversarios, enemigos en pista, pero cada uno hablaba del otro con respeto.
Kenny Roberts y el malogrado Barry Sheene también eran grandes rivales y cuando Sheene dijo de Roberts: «¿Desarrollar la moto? ¿Éste? Roberts no será capaz de desarrollar un catarro». Roberts respondió, siempre en la prensa, diciendo: «Yo no mearía encima de este cabrón aunque estuviera en llamas».
Pero entre ellos se reían de esos disparates. Ellos, hombres hechos y derechos, jugaban con la prensa para crear una rivalidad de Hollywood.
La rivalidad entre Wayne Rainey y Kevin Schwantz era caliente. Hace un par de años Wayne me dijo: «Kevin y yo ya somos amigos ¡pero todavía le odio a muerte!».
Esto es odio sano. Igual que la intensa rivalidad que existía entre aquellos dos grandes boxeadores españoles: Pedro Carrasco y Miguel Velásquez. Los dos querían ser campeones del mundo, y cada uno había seguido una carrera brillantísima hasta el momento que se encontraron sobre el ring de Madrid en el antiguo Palacio de los Deportes. Jamás se habló en la prensa, y eso que iban a partirse la cara, de que entre los dos o sus seguidores y mentores hubiera odio. No leí nunca esa palabra, ni la oí en radio o TV.
Creo que debemos esforzarnos por hablar de rivalidad deportiva, llevada al más alto nivel, pero no podemos convertir esas rivalidades que siempre han insistido y existirán en odios.
Y me quedo con otra frase de Javier Ullate: « ¡Qué suerte tenemos los españoles de tener a estos dos chavales!».


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